jueves, 9 de octubre de 2014

"Yo sigo aquí, empapándome de ti..."

Y en días como estos, de lluvia, me gusta sentarme junto a la ventana, y escuchar el sonido de las minúsculas gotitas caer. Me gusta observar cómo se deslizan por la ventana, como si de una carrera se tratase, hasta llegar al final. De vez en cuando abro la ventana y me asomo por ella, mientras siento cómo el agua me acaricia la piel. Me siento en frente del ordenador, y empiezo a escribir, sin dejar de escuchar la lluvia caer. O mejor dicho, empiezo a escribirte, como cada día. Mil pensamientos se cruzan por mi cabeza en días como estos, tú el primero. Tu recuerdo me asalta de nuevo, y duele, joder, cómo duele. Me gusta recordar aquellos días que nos pasábamos abrazados en la cama, bajo las sábanas, entre sonrisas y cosquillas, sintiendo piel con piel, comiéndonos a besos o haciendo el amor, con la lluvia de fondo. Adoraba cuando me besabas bajo ella, sintiendo la humedad de tus labios sobre los míos, o sobre mi cuello... sintiéndote. Como me gustaría sentirte ahora. Me encantaba que corriésemos bajo la lluvia, agarrados de la mano, sintiendo una felicidad imposible de describir, empapándonos de aquel amor que creíamos que jamás se acabaría. Pero tuvo que acabar, por destino o porque sí. Igual que acaba la lluvia, y después sale el Sol, junto al arcoíris. La diferencia es que aquí no ha vuelto a salir el sol, y no creo que vaya a volver salir nunca más ahora que no estás. Y puede que la lluvia acabe, como acaban las cosas que no tienen mucho sentido, pero yo sigo aquí, empapándome de ti.

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